lunes, 27 de junio de 2011

Carlomagno


Se considera a 476 como el fin del Imperio Romano y la Edad Antigua y el comienzo de la Edad Media

Lo que hoy es Francia, antes fue conocido con el nombre de Galia. La Galia estaba poblada por los galos, pueblo celta de origen indoeuropeo

Francia debe su nombre al pueblo germánico de los francos, quienes durante la decadencia del Imperio Romano de Occidente en el siglo V, invadieron -en el año 451 Atila, el líder de los hunos invadió la Galia con ayuda de los pueblos francos y visigodos-,4 y lograron establecerse en la parte principal de la Galia.

La Dinastía Merovingia fue una familia de estirpe germánica que gobernó la actual Francia, Bélgica, una parte de Alemania y de Suiza entre los siglos V y VIII. Eran descendientes de Meroveo, jefe militar franco, fundador de la dinastía

Pipino el Viejo fue el primer antepasado de los Pipinides dando origen a la Dinastía Carolingia

Carlos Martel (*Heristal, Bélgica, 23 de agosto de 686 – 22 de octubre de 741) fue Mayordomo de palacio del reino de Austrasia desde el año 715 hasta su muerte.
En 732 Martel tiene que hacer frente a los ejércitos musulmanes.
Los francos derrotaron al ejército islámico y el emir murió. Tras la muerte de Abderramán, surgieron los conflictos entre los generales supervivientes y los árabes abandonaron el campo de batalla al día siguiente, emprendiendo el camino de retorno. Según algunos autores, Carlos fue apodado Carlos Martillo tras esta victoria, dado que había machacado a las tropas mahometanas, cual un martillo (el martillo era un arma de combate

El 25 de diciembre del año 800, el Papa León III coronó en Roma a Carlomagno Emperador, bajo la fórmula Romanum gubernans Imperium.

Carlomagno fue uno de los mayores líderes políticos y organizadores de la Edad Media. En lo militar, si bien fue un guerrero poderoso, valiente e incansable que no temía marchar al frente de sus tropas, no destacó particularmente como estratega pero sí tuvo la inteligencia de delegar a menudo el mando en paladines como Guillermo de Tolosa, Erico y su propio hijo Carlos. También se mostró extraordinariamente previsor como lo demuestra su intento —aunque inútil por la falta de tradición marítima de los Francos— de crear una flota para defenderse de los incipientes ataques de los nórdicos. Como rey, revivió el espíritu político y cultural que había desaparecido con la caída del Imperio Romano de Occidente.
La fama de Carlomagno y los caballeros de su corte dio lugar a una serie de leyendas y mitos, muchos de los cuales se recogieron en poemas épicos y libros de caballerías, tanto en Alemania y Francia como en España, Italia y Portugal.

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